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EL ARRABAL DEL PUENTE PROTAGONISTA DE LA PRIMERA CHARLA SOBRE CIUDAD RODRIGO
Organizadas por FEVESA y la Fundación Ciudad Rodrigo con la colaboración del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, impartida por Carlos García Medina
La Fundación Ciudad Rodrigo y FEVESA organizan, con la colaboración del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo y por sexto año consecutivo, las Jornadas sobre Ciudad Rodrigo, este año centradas en “EL PASADO DE NUESTROS ARRABALES” e impartidas por Carlos García Medina. La primera de estas charlas trató sobre el Arrabal del Puente y tuvo lugar este miércoles 9 de diciembre en el Centro de Mayores del Puente. La siguiente será sobre el Arrabal de San Francisco y se desarrollará este viernes 11 de diciembre a las 19:30 h. en el Espacio Municipal para la Igualdad de la calle San Fernando.
La introducción de esta primera charla fue realizada por la presidenta de FEVESA Maribel Rodríguez Ventana, quien compartió mesa con el ponente Carlos García Medina, el concejal José Manuel Jerez y el vocal de FEVESA Juan José Sánchez.
Carlos García Medina comenzó hablando del origen de los arrabales, haciendo hincapié en que la historia del Arrabal del Puente no se comprende sin el río Águeda, a quien debe su existencia. Explicó que en sus 130 kms. desde que nace en Navasfrías hasta que desemboca en el Duero en Vega Terrón, el río cuenta con pocos puentes y que el principal y más transitado históricamente ha sido el de Ciudad Rodrigo, considerado romano por Sánchez Cabañas, algo que sería verdad en sus orígenes según afirma García Bouza. Cuentan que en época de Fernando II tendría dos torreones de argamasa y que ha tenido muchísimas reformas a lo largo de su dilatada historia, construyéndose y arruinándose en numerosas ocasiones. Tanto que en el año 1573 ni siquiera podían pasar carretas ni caballerías. La Crecida de San Policarpo en 1626 llevó tres ojos del puente. En 1726, a pesar de las sucesivas reparaciones, la mitad del puente seguía siendo de madera, finalmente sustituida por piedra entre los años 1770 y 1773, obra de los arquitectos Juan de Sagarvinaga y Simón del Cotero. Y, entre tanto, cuando nos se podía pasar por el puente, se cruzaba el río en barca o por los vados. Carlos García Medina se refirió al impuesto que, hasta bien entrado el siglo XX, había que pagar por pasar por este puente. Un puente por el que ha pasado toda nuestra historia. Ciudad Rodrigo era uno de los puertos secos más importantes de España y este puente era cañada real.
A continuación Carlos García Medina, se refirió a las numerosas crecidas e inundaciones que ha sufrido el Arrabal del Puente. Haciendo especial referencia a la inundación de San Policarpo, el 26 de enero de 1626, día en el que el Águeda bajó crecido al igual que el río Tormes. Ambas inundaciones fueron devastadoras. Además, también habló de la crecida del 22 de diciembre de 1909 que causó graves daños en viviendas, huertas, terrenos, llevándose incluso vidas. Y, por último, señaló la inundación del 7 de diciembre de 2000. Explicó que como consecuencia de la riada de 1909 surgieron nuevos barrios, “el arrabal del puente como ave fénix que resurge de la nada”.
Seguidamente, dedicó un apartado al verraco, cuyo origen es del mundo de los wetones. Se cuenta que fue tirado al río en el siglo XVI. Fue extraído del fondo del río en el año 1904, primeramente colocado en la plaza de Amayuelas detrás de la Catedral y desde 1928, ubicado en la plaza del Castillo. García Medina comentó que debió haber otro verraco pero que, de existir, aún está en las profundidades de nuestro río.
El siguiente punto fueron las iglesias del Arrabal del puente. El ponente explicó que en la Edad Media fueron 32 las parroquias que existían en Ciudad Rodrigo y que se sumaban a conventos, ermitas y oratorios varios que había en la zona. En el Arrabal del Puente se encontraba la iglesia de San Simón y San Judas en el campo real, la iglesia de santa Inés, la de las Comendadoras de Sancti Spíritus de Salamanca en el piélago o charco de las monjas, y el templo de Santa Marina, arruinado durante la guerra de la independencia. La mayoría de las viviendas eran casas con corral y las calles hacen referencia a los numerosos artesanos y oficios que se concentraban en el barrio: Barreros, Corralito, Pescadores, Tenerías, plaza del Toral… Carlos García Medina hizo un recorrido por los muchos oficios que se ubicaban en El Puente, de gran prestigio y manufactura. Habló también del regato Cachón, junto al cementerio judío, y del regato El Bodón.
Destacó el ponente, el orgullo de ser del Arrabal del Puente. Como curiosidad, hizo referencia al Libro del Bastón que expresa tres deseos para el desarrollo en el Arrabal del Puente del negocio d la seda: la creación de una sociedad mercantil, plantíos de moreras y afincar una fábrica de paños. Otra curiosidad que destacó fueron los trabajos y oficios relacionados con el lavado de oro. En Ciudad Rodrigo, eran arrendados por cuadrillas los buscadores de oro, que cada año se repartían los vados del término. También, habló del oficio de los pescadores que tenían gran éxito ya que no llegaban otros pescados por estar tan alejados del mar, por ello para consumir pescado fresco se vendían: barbos, truchas, anguilas y bogas, cuya pesca estaba reglamentada por ordenanzas municipales y había varias familias de pescadores. Otros oficios ahora desaparecidos eran los molinos harineros, los alameros, cesteros o cajeros, que alquilaban las cajas para las lavanderas. Por último, Carlos García Medina habló del calendario festivo: San Antón, las Águedas, la Borriquilla, San Isidro Labrador y la Virgen del Rosario. Carlos García Medina dijo: “La vida de este barrio gira y fluye junto al río (…) El agua fluye y cambia y es sinónimo de vida.”
Para finalizar, todos los presentes entonaron la canción de Los Zurruchaques “Somos del Puente”.
