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La delegada diocesana de Manos Unidas en Ciudad Rodrigo, Ana Isabel Lucas, acompañada de un gran número de voluntarias de esta entidad, ha presentado esta mañana la Campaña contra el Hambre 2016.
En su intervención, ha explicado que este año Manos Unidas quiere » frente a la cultura del descarte que denuncia el Papa, proponer la cultura del cuidado». En este trienio centrarán sus esfuerzos en quienes padecen hambre y en sus causas: “hambre de pan, hambre de cultura, hambre de Dios”.
Para este primer año proponen, como dice el lema, sembrar. Quieren sembrar buenas semillas, buena tierra, buena agua, sembrar capacidades para ejercitar nuestros derechos y trabajar en modos productivos sostenibles, promover la responsabilidad y cooperación de los estados ante el problema del hambre y, sobre todo, sembrar en nosotros mismos actitudes y estilos de vida solidarios con toda la familia humana y con la casa que nos acoge.
El cartel de la Campaña de 2016 impacta al verlo. Es un impacto visual, por el contraste del plato blanco, delicado, pulido, con el marrón oscuro, húmedo, rudo de la tierra sembrara y el verde vivo de la planta germinada. También es un impacto emocional porque la presentación del plato nos remite a la alta cocina, de emplatado minimalista y sofisticado, con la cuchara de madera trabajada en perfecto equilibrio que sostiene un “exquisito” manjar: un bocado de tierra. Y por último es un impacto moral, porque nos recuerda que no todo es tan sencillo y fácil como aparenta, que para tener un plato en la mesa y comer, eso que en una parte del mundo hacemos varias veces al día sin prestar atención, primero hay que tener algún alimento, y que para que este alimento exista, antes hay que sembrar. Por eso, este lema tan sencillo, impactante y esta imagen nos invitan a plantarle cara de la única manera posible: sembrando.
En la presentación, se dijo que «es un escándalo que todavía haya hambre y malnutrición en el mundo. Esto nunca puede ser considerado un hecho normal al que hay que acostumbrarse, como si formara parte del sistema, dice el Papa Francisco. En Manos Unidas no nos acostumbramos a este dato vergonzante; por ello, desde hace 57 años, trabajamos para plantar cara al escándalo del hambre.»
Sembrar recursos: tierra, agua y semillas. En el mundo 2.500 millones de personas dependen de la agricultura: pequeños agricultores, pastores, pescadores, etc. La escasez de agua o su contaminación no permiten crecer las semillas; la sobreexplotación de los recursos degrada casi irreversiblemente los ecosistemas; la especulación con los alimentos, especialmente de los cereales y las semillas y la desprotección jurídica, ha provocado que poderosas corporaciones acaparen zonas de cultivo en muchos países desplazando a los que no tienen más medio que la tierra para sobrevivir.
Sembrar capacidades: a través de la transferencia de conocimientos, la capacitación de pequeños agricultores, el acceso a recursos materiales y financieros y la participación política y social que evite un sistema alimentario mundial, basado en una agricultura intensiva a gran escala.
Sembrar responsabilidad y cooperación entre los Estados para que defiendan los derechos humanos, especialmente los referentes al derecho a alimentación, y adopten medidas concretas que aseguren los niveles mínimos esenciales para que las personas estén protegidas contra el hambre. Asimismo, se trabajará para que se apliquen políticas que mejoren la capacidad de la población para alimentarse por sí mismos o suministrando alimentos en casos excepcionales.
Sembrar solidaridad: sin el compromiso solidario de todos no se puede acabar con el hambre. Por tanto, la solidaridad debe comprenderse en el uso y gobierno que hacemos sobre los recursos que tenemos a nuestra disposición.
Estamos llamados a sembrar vida, dignidad, a superar la injusticia, a derribar las estructuras que oprimen a las personas y a recorrer nuevos senderos de solidaridad universal.
Con el objetivo de COOPERAR CON EL PROYECTO 2016 RUANDA se van a organizar las siguientes actividades:
PROYECTO 2016 EN RUANDA
Ruanda, país situado en la región de los Grandes Lagos de África Central, tiene una densidad de población que alcanza en algunas zonas los 280 habitantes por km2. No tiene salida al mar y las comunicaciones tanto interiores como con los países vecinos se ven dificultadas por la orografía del terreno.
No tiene riqueza del subsuelo y sus habitantes viven principalmente de la ganadería explotada a pequeña escala y de la agricultura familiar, aunque los casi únicos productos de explotación son el té y el café. El gobierno centra sus esfuerzos para desarrollar la economía del país en los servicios y apoya las iniciativas de educación, tanto Primaria como Secundaria y Formación Profesional.
La iglesia católica, con su red escolar, que llega a todo el país, tiene centros concertados con la administración para llevar a cabo su compromiso de educación de la juventud y la infancia.
En la Diócesis de Kibungo se encuentra la escuela primaria de la Parroquia de Zaza creada en 2012 y que cuenta actualmente con 117 alumnos pero que recibe continúas peticiones de ingreso que no pueden atender por lo que solicita a Manos Unidas su colaboración para ampliar las instalaciones con la construcción y equipamiento de tres nuevas aúlas y locales de administración y dirección. Las familias beneficiarias han participado a través de la Paroquia, contribuyendo con sus pequeñas aportaciones acordadas en las reuniones, para mantener las instalaciones de esta escuela primaria y junto con el socio local, participarán con el equipamiento y el terreno lo que supone el 21% del presupuesto total del proyecto en beneficio de otros 135 niños.
El presupuesto es de 29.496,00 € y está dirigido por un sacerdote diocesano, oriundo del país. Ya está comenzado el proyecto y la duración será de 1 año, aproximadamente.
PONENTE CENA SOLIDARIA:
Roberto Martínez Medina, en el departamento de Educación para el Desarrollo, en los servicios centrales de Manos Unidas en Madrid. Es de Valladolid.
